Autoconcepto positivo
Tu lobo buscará una manada afín: La identidad social nos marca la vida.
Una de las necesidades básicas del ser humano es la vida social y dentro de esta el identificarse con un grupo afín. Necesitamos quién nos confirme en nuestra visión del mundo y para ello buscamos la compañía de los que juzgan de nuestra misma manera.
Según sean tus pensamientos; positivos o negativos, te sentirás identificado con personas positivas o negativas. Quien ve todo negro se siente a gusto con quien es negativo y quien vive amargado prefiere a su lado a otro que comparta sus lágrimas. El que es alegre buscará disfrutar la vida con alguien que sepa gozar de las cosas buenas del día a día.
Necesitamos de un grupo que nos confirme en lo que somos y ese grupo resultará clave para nuestra felicidad, pues reforzará nuestras posiciones para bien o para mal. Al final, este grupo nos forjará un autoconcepto que luego será muy difícil de cambiar.
El autoconcepto. ¿Considero que mi lobo fuerte es el bueno o el malo?
Si te paras a reflexionar sobre quién eres –qué bien nos haría a todos hacerlo a menudo– encontrarás una serie de pensamientos y emociones acerca de tus cualidades físicas, sociales, emocionales e intelectuales. Todas ellas componen el autoconcepto: la imagen que te has formado de ti mismo.
Has creado esa autoimagen en base a la manera en la que tú has juzgado tus experiencias personales y a la manera que los demás las han juzgado, de manera especial aquellas personas importantes para ti. De cómo tú y los demás hayáis juzgado tus experiencias, dependerá la imagen que tengas de ti mismo.
Dada la necesidad que tenemos de reafirmar nuestra personalidad, nuestros actos tenderán inconscientemente a reforzar ese concepto que tenemos de nosotros mismos. Lo haremos ante nuestra mente y ante el grupo que nos alimenta continuamente el lobo bueno o el malo.
Si crees que estás catalogado como una persona alegre y buena, tratarás de demostrarlo. Si crees que te consideran un altanero o un prepotente, tenderás a actuar como tal.
Mejor alimentarse con nutrientes que con veneno: el autoconcepto positivo
En el fondo, nuestro autoconcepto surge de cómo nos explicamos nuestros éxitos o fracasos. El optimista, considera que los fracasos se deben a algo que puede cambiarse y mejorarse y por lo tanto la próxima vez que se encuentren en la misma situación, podrán triunfar. Los pesimistas, por el contrario, prefieren echar culpas a alguien y creen que el fracaso se debe a situaciones estables que se ven incapaces de modificar. De algo tan sencillo, parten consecuencias de una profundidad inabarcable que señalan el derrotero de toda una vida.
¿Porqué unos se consideran capaces de superar cualquier obstáculo y de resolver los problemas que la vida les presenta y otros creen que no tienen la capacidad, la inteligencia o la energía para ello? Ambos lo hacen lo mismo: porque se han convencido de ello.
El meollo del asunto es que buscamos instintivamente a personas de nuestro grupo. Si perteneces al primer grupo, atraerás a personas que compartirán tus rasgos, que se motivarán a sí mismos, que se sentirán y serán hábiles para salir de cualquier atolladero. Si perteneces al segundo grupo… ¿qué esperas para pasarte al primero?