Magnificar lo positivo y minimizar los fallos
Magnificar lo positivo y minimizar los fallos
Muchas veces tenemos un día perfecto, nos levantamos con un sol radiante, desayunamos con la persona que amamos, realizamos actividades placenteras durante toda la jornada, disfrutamos de los amigos, salimos al campo y contemplamos la belleza de los árboles, de las flores, de los animales, gozamos de una buena comida, respiramos aire puro, compartimos ratos de ocio, reímos… pero al final del día nos sucede una trivialidad negativa, como puede ser un tropezón o que se me rompió el pantalón o que no funcionó el televisor cuando quería ver mi programa favorito. ¿cómo fue el día? ¡un desastre! Gritaría más de uno. Basta una pequeña contrariedad para que olvidemos los cientos de cosas hermosas que hemos podido disfrutar.
En el siguiente vídeo, te explico de manera más gráfica y con su toque de humor, la idea de magnificar lo positivo y obviar lo negativo:
La clave de todas estas ideas es el control de la propia mente para dar de comer al lobo bueno y dejar perecer de inanición al malo. Estamos hablando de convertirse en dueño y soberano de uno mismo dirigiendo y gobernando el propio cerebro. Piensa cómo sería tu vida si fueses capaz de recordar todas las experiencias felices y mantenerlas presentes en la mente de forma brillante, luminosa, agigantada; recordándote continuamente los momentos más alegres, calurosos y felices que te regala tu existir, y si fueses capaz de dejar lo negativo encerrado en un archivo perdido en lo hondo del subconsciente.
Los grandes triunfadores son los que hacen de su vida un disfrute y los que pasan haciendo el bien. No en vano suelen coincidir con los que tienen la costumbre de traer continuamente a la memoria lo positivo y encierran el lastre de los recuerdos negativos en el último garito del alma.
El sabio maestro cogió un folio blanco, marcó en su centro un minúsculo punto de color negro y lo fue pasando a todos los discípulos preguntando qué veían. Uno por uno emitieron la misma respuesta “un punto negro”. Cuando terminó la ronda, el maestro, quedó mirando fijamente el folio y exclamó:
– “Qué distinta será la humanidad el día que todos vean aquí varios millones de puntos blancos y sólo uno negro”.
Donde pongas el pensamiento pondrás tu vida.
No se trata de ignorar los problemas ni de mirar para otro lado ante las situaciones peligrosas – ambas actitudes serían un suicidio – sino de enfrentar los problemas con toda la fuerza sin dejar que te quiten la paz ni pasen a ser los protagonistas de tu vida. Cuánto tiempo hemos perdido en la vida porque después de un día hermoso hemos tenido un pequeño problema, lo hemos agigantado y lo hemos convertido en el protagonista de nuestro cerebro durante horas eclipsando todo lo bueno y dichoso de la jornada. Cuántas relaciones se han perdido porque después de meses y años de felicidad, resulta que una discusión, una mala palabra o una falta han alcanzado la cúspide en el control cerebral y han logrado difuminar la gigantesca montaña de dicha que la había precedido.
El agrandar lo negativo trae como consecuencia la depresión, y las personas que sólo ven los defectos, las faltas, los problemas y las dificultades acaban con problemas de angustia muy frecuentemente. La depresión en sí es una enfermedad muy seria y quien la sufre ha de ser objeto de toda comprensión y paciencia. Sin embargo, no todas las depresiones se deben a un trastorno involuntario. Muchas veces son fruto de distanciar los acontecimientos felices y positivos, como si no existieran, y agrandar y magnificar lo negativo, dándole vueltas continuamente en la cabeza, como si se tratase de la constante vital. Intentar transcurrir así la existencia es, sencillamente, infernal.