LA PROACTIVIDAD Coge las riendas de tu vida
La proactividad nació en más horrendo de los contextos: Auschwitz.
El psicólogo Viktor Frankl acuñó el término “proactividad” y lo definió como “la libertad de elegir nuestra actitud frente a las circunstancias de la vida”. Es una perspectiva interesantísima que vamos a explicar. Pero antes, conviene saber cómo y dónde dilucidó este concepto, pues ocurrió en uno de los contextos más frustrantes y aniquilantes a los que ha podido estar sometido un ser humano a lo largo de toda la historia: los campos de exterminio de Auschwitz y Dachau.
Era el director del departamento de neurología de un prestigioso hospital vienés y se había casado con el amor de su vida a finales de 1941. Antes de cumplir el año de casado, los nazis irrumpieron violentamente en su hogar una noche y sin previo aviso ni juicio alguno lo deportaron por judío, junto con sus padres y esposa, a un campo de concentración. Su esposa y padres no sobrevivieron al internado.
Allí contempló el nivel más bajo y brutal al que es capaz de llegar ser humano en su papel de verdugo y al mismo tiempo la desesperación más profunda y el desplome más absoluto de la mente de muchas de las víctimas. Víktor sabía que tenía dos opciones; o caer en la desesperación o encontrar un sentido a su vida en medio de aquel infierno. La primera opción suponía llenarse de odio y perder toda esperanza y razón de ser, con lo que seguiría exactamente el guión que pretendían los torturadores y les otorgaría la desalmada victoria. La segunda opción lo mantendría digno, vivo y capaz de demostrar a los sayones que no podrían con él. Decidió lo segundo.
Desde que accedió al campo fue un prisionero más y sufrió los mismos trabajos y penurias, la misma hambre y las mismas humillaciones que el resto de los internos. Sin embargo aprovechó su condición de neurólogo para dar consuelo a los prisioneros, animarles a vivir y evitar los suicidios, tan normales en esos campos de horror.
Tras la guerra, quedó libre y escribió su obra más conocida, “el hombre en busca de sentido” en la que narra la posición psicológica de un prisionero del campo de exterminio. Expone cómo incluso en las entrañas mismas del horror, de la humillación y del sufrimiento más inhumano, el ser humano es capaz de encontrar una razón para vivir, siempre y cuando tenga muy claros sus valores y su dimensión espiritual. El mismo Víktor pudo irse por el camino fácil de la desesperación, pero prefirió forjarse su propio destino y ser él mismo en todo momento.
Allí acuñó el término “proactividad” que tanto bien hace al que lo incorpora a su forma de vivir. Se trata de ser soberanamente libres en nuestra forma de elegir. Ser capaces de analizar las circunstancias que nos rodean para ordenarlas según lo que deseamos y anticiparse a los posibles problemas, de forma que cuando se presenten ya estén prácticamente solucionados.
La proactividad es lo contrario al dejarse llevar por las circunstancias o vivir a salto de mata. Es un caminar enérgicamente por la vía que nos hemos trazado. Es tener claro cuál es nuestro destino y a dónde queremos llegar. Es saber a dónde vamos y porqué queremos llegar allí, de forma que nada ni nadie nos dicte nuestro devenir. La persona proactiva se prepara, reflexiona y planea mil formas de lograr lo que desea para su vida.
No luches contracorriente. Mejor cambia el cauce.
No olvidemos que una de las características que más diferencian al ser humano del resto de los animales, es la capacidad de modificar el entorno para ponerlo a su servicio. La persona proactiva no se resigna a ser controlado por las circunstancias ni eventos que le rodean, sino los provoca las circunstancias y eventos en los que se va a desarrollar su vida.
Pero no se conforma con cambiar los factores externos, sino que modifica también su interior. Sabe que los comportamientos que sigue son fruto de las elecciones internas que ha hecho en su mente cada vez que ha elegido entre un valor u otro, un principio u otro. La persona proactiva sabe valorar los eventos según su necesidad e interpretarlas para su beneficio.
Quien es así no se hunde en sus miedos sino que idea soluciones. Resuelve los problemas apenas los comienza a vislumbrar en la lontananza. No se marea con preocupaciones, sino que se anticipa para solucionar lo que le causa el desasosiego. No espera sentado a ver qué pasa con su futuro sino que crea las circunstancias necesarias para que ese futuro sea brillante. No llora pensando en sus fracasos, sino que los convierte en herramienta de aprendizaje y experiencia. No espera a que el amor baje del cielo, sino que prepara su mente y corazón para que llegue aquel tipo de persona que él quiere.
Estamos convencidos de que “el amor y la mortaja del cielo baja”, pero no siempre pensamos que no todos los cielos son iguales y que el amor y la mortaja serán diferentes dependiendo de cuál sea el cielo bajo el que andes. En cuanto a la mortaja, a un narcotraficante seguramente la mortaja le caiga del cielo rápida y horriblemente. En cuanto al amor, si frecuentas personas buenas el amor te caerá de buena manera y si tu ambiente es de malas personas… ¡te urge un cambio de ambiente!